viernes 15 julio. 00:15 h. RESTAURANTE CASA MASIPRomán Filiú Quartet
- Román Filiú (saxo alto)
- Javier Massó “Caramelo” (piano)
- Alain Pérez (bajo eléctrico)
- Martin Andersen (batería)
Este grupo combina la tradición de la música cubana con los sonidos contemporáneos del jazz actual sin perder su riqueza rítmica. Clásicos como las canciones popularizadas por Bola de Nieve, canciones de Ñico Rojas, danzones y otros géneros de la música cubana se escuchan magníficamente aquí, matizados con un concepto contemporáneo desde el punto de vista estructural y armónico.Combinado con canciones originales compuestas en el espíritu de la tradición musical afrocubana, de la Vieja y la Nueva Trova, mas con una potente línea de solistas hacen de esta banda un regalo para el público que encontrará en su música el lirismo del bolero y el contagio de la música bailable.
ROMÁN FILIÚ
Román Filiú (Santiago de Cuba, 17 de agosto de 1972) nació en un hogar musical en el que el padre tocaba el piano y daba clases de «Teoría de la Música» y sus hermanos tocaban el violín y la guitarra. En la casa se escuchaban discos de Bola de Nieve y Elena Burke, «esas canciones se me metieron adentro», recuerda hoy Román, quien a los ocho años ya se sienta frente a un piano. Dos años más tarde cambia de instrumento por prescripción facultativa: «Yo era asmático, me recomendaron que tocara saxofón y ya no me dio el asma». Sigue las carreras de piano y saxo y en este segundo instrumento obtiene el grado superior en el Instituto de Arte de La Habana. Si a los ocho años ya daba conciertos de piano de música clásica cubana, en el saxo alto se estrena profesionalmente en 1991, con una banda de música bailable, Los Dang. Un año más tarde se incorpora a la orquesta del salsero Isaac Delgado, en la que conoce a músicos con los que luego desarrollaría su carrera. Y en el 99 entra en la legendaria banda Irakere, en la que permanece hasta 2005. Con Irakere graba dos discos y un tercero con el cuarteto de Chucho Valdés, «New Conceptions», que obtiene un Grammy Latino. En los mismos años graba con Gonzalo Rubalcaba y dos músicos estadounidenses de avanzada: David Murray y Steve Coleman. Con este último mantiene una cercana amistad y lo sitúa, junto a Charlie Parker, entre sus «ídolos»: «Me han influenciado más tenores, que altos. Me gustan Wayne Shorter, Sonny Rollins, John Coltrane. En el tenor, el abanico es más amplio que en el alto». Escuchado en disco y en concierto se puede reconocer en Filiú una voz personal en su instrumento: «Me enfoco mucho en eso. Al principio me parecía mucho a mucha gente y yo me daba cuenta. Es importante tener una voz propia».
Estando de gira con el cuarteto de Chucho Valdés, Filiú decide asentarse en Madrid en mayo de 2005. Pronto se incorpora a la vida musical de la ciudad y encuentra viejos y nuevos colaboradores: «Este quinteto salió de la «jam» de Caramelo. Estábamos tocando Noah, Yelsy, Carlitos, Caramelo y yo. Yo tenía un sexteto en Cuba y quería tener aquí un vehículo para componer y para grabar». En el estudio de grabación, Filiú optó por dos pianistas, Iván «Melón» Lewis y Pepe Rivero: «Con «Melón» estuve en una banda en la escuela. Tiene una gran facilidad para la música y toca muy dulce. Los pianistas tienen que sonar como una orquesta y a «Melón» le sucede así. Y Pepe Rivero estudió conmigo desde los catorce años. Aprendimos juntos. Es un pianista sensacional y quería hacerle parte del proyecto». Filiú comparte línea frontal con Carlos Sarduy, trompetista de 21 años: «También había tocado con él en Cuba. Tocaba perfecto la música cubana. Él vino a Madrid en septiembre de 2005 y me impresionó que en cinco meses, no tenía nada que ver con lo anterior. En escena tiene mucha fuerza y todos los días me sorprende